La Primavera
La primavera es la estación del renacimiento por excelencia, todo parece despertarse después del largo invierno, el cielo adquiere una nueva luminosidad. Si observamos las hojas de los árboles, la hierba, las flores, las verduras, las frutas… veremos que están invadidas por una luz maravillosa, más viva, reluciente y fresca.
Porque, entonces, ¿hay tantas personas que con la llegada de la primavera incrementan o empeoran su estado de ánimo, rozando la depresión y en consecuencia debilitando su estado físico?
Varias pueden ser las razones:
Durante la primavera se despiertan síntomas relacionados con alguna enfermedad crónica o antigua. Durante la época invernal, época propicia a las auto-intoxicaciones, después de Navidad… nuestro cuerpo ha estado expuesto a fenómenos climáticos difíciles. El frío que puede dormir o adormecer ciertas enfermedades, también nos ha invitado a:
- Reducir la actividad muscular, llevando una vida sedentaria en espacios cerrados, privados de los cálidos rayos solares y el aire puro.
- Tendiendo encima alimentarnos, utilizando en exceso alimentos acidógenos y congestionantes (grasas saturadas, conservas, frutos secos en exceso, fritos, alimentos procesados, bollería…)
Después de todo esto, nuestro cuerpo queda sobrecargado de impurezas, bajo en defensas, favoreciendo así las enfermedades, llegando con la primavera:
- Los brotes de forunculosis, o estados eccematosos, propiciados por los cambios de estación, aumentando justo en este espacio el tono vital que intentará eliminar hacia el exterior las impurezas orgánicas acumuladas.
- La fatiga nos demandará la necesidad de reposo físico y psíquico, favoreciendo una apatía extraña, e incluso en muchos casos la depresión puede invadir, debido a un agotamiento del sistema nervioso, y un hígado fatigado después de un exceso de trabajo disolviendo el exceso de grasas y alimentos procesados consumidos.
ASÍ PUES ¿QUÉ PASA CON LA PRIMAVERA?
¡Simplemente pasa como al resto de los seres vivos, que la primavera nos despierta! Y la sangre comienza a circular más vigorosamente por las arterias, defendiendo y limpiando las toxinas acumuladas durante el invierno. Aumentando la tasa sanguínea, de urea y colesterol, activando el sistema, los glóbulos blancos que inician una gran ofensiva contra los microorganismos patógenos.
Todas estas reacciones son de carácter benéfico, pero muchos organismos débiles o intoxicados, no pueden soportar esta crisis de limpieza y este esfuerzo reaccional, sufriendo cansancio general, que puede acentuarse especialmente en la zona de los hombros, espalda o cabeza, provocando nerviosismo excesivo o una enorme apatía. También puede ocasionar insomnio, respuesta evidente de un hígado saturado.
Todos estos síntomas y más podemos atenuarlos y ayudarnos con una alimentación y hábitos de vida saludables.
Una alimentación rica en hidratos de carbono complejos, como son los cereales integrales en grano o en copos sin gluten, ricos en vitamina B, nos nutrirán nuestro sistema nervioso. Frutas, verduras alcalinizantes, desintoxicantes, ricas en vitaminas, especialmente la C, también ayudarán en esta limpieza primaveral.
En el próximo artículo, seguiremos dando los recursos y consejos básicos para gozar de una primavera saludable y feliz.
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